El presidente Andrés Manuel López Obrador ubicó a las agencias del gobierno de Estados Unidos como responsables de la campaña en su contra que pretende vincularlo al crimen organizado bajo el concepto “narcopresidente”; pero subrayó que no les ha funcionado, pues los niveles de aprobación a su mandato siguen altos.
“Me da muchísimo gusto, me llena de orgullo, que no les funcionó”, enfatizó esta mañana en su conferencia desde Palacio Nacional.
Para “tirar aceite” (frase que usa para referirse a presumir), el mandatario presentó dos encuestas recientes publicadas en sendos medios de comunicación.
En una, que se levantó vía telefónica, tiene 60 por ciento de aprobación tanto para él como para su gobierno en abril; aquí destacó que en cuatro meses, lo que asegura lleva la campaña en su contra, “subimos seis puntos, en plena guerra sucia”.
La segunda, que se hizo en vivienda, y el resultado es 70 por ciento de aprobación al jefe del Ejecutivo mexicano.
“¡Ahí queda eso!”, subrayó.
Refirió que aun cuando se ha mostrado que en sexenios pasados existía una colusión entre autoridades y el crimen, tanto organizado como de cuello blanco, como fue el caso del ex titular de Seguridad Pública en el sexenio calderonista, Genaro García Luna, procesado en Estados Unidos por vínculos con narcotraficantes, “ahora se quieren cambiar los papeles y echan a andar toda una campaña: ‘AMLO presidentenarco’. ¿A ver, dónde están las pruebas?”.
Y agregó: “Es que ya no le gusta a la DEA la política que estamos aplicando, porque somos un país independiente y soberano, y además ellos demostraron que no ayudaban, que fueron ineficaces, que es lo menos que se puede decir, en el combate al narcotráfico cuando existían la ‘cooperación’, entre comillas, con el gobierno mexicano, cuando ellos eran los que mandaban, pues era cuando sucedían todas estas cosas, que controlaban los delincuentes los aeropuertos”.
Recordó que “de manera genial” las agencias de seguridad de Washington lanzaron el operativo Rápido y Furioso para introducir armas a México con sensores y que acabarán en manos de miembros de la delincuencia organizada, a fin de rastrearlos y detenerlos.
“En un gobierno completamente infiltrado (el de Calderón) por la delincuencia, y entraron las armas, y sí, les llegaron a los delincuentes, nada mas que les quitaron los sensores, ya sabía los señores, y usaron las armas para cometer crímenes. ¿Y quiénes diseñaron ese operativo famoso rápido y furioso? Pues los de las agencias del extranjero, la DEA, y cuando se inicia una investigación sobre el caso, le dan carpetazo”.
Pero hoy, destacó, que en el país se da “un proceso de transformación, que llevamos muy buena relación con el gobierno de Estados Unidos, de cooperación, pero no de subordinación, están molestos; entonces, como tienen una amplia red las agencias en México y en todo el mundo, tienen infiltradísimo al periodismo, tienen hasta académicos informantes, no les gusta un gobernante procedente de Tepetitan (Tabasco), y echan a andar una campaña, con información de la DEA, información falsa, completamente inventada, porque ni son profesionales ni tienen escrúpulos morales de ninguna índole”.
Son cuatro meses de campaña negra, dijo, pero ésta no ha tenido impacto porque “son calumnias y no tienen sustento”.